viernes, 9 de julio de 2010

El mundial, la mejor solución para olvidarse del mundo



1. Camino en medio de decenas de personas en la feria dominical de El Prado paceño. Acabo de salir del cine –¡me encantó Toy Story 3!– y recién me voy dando cuenta que es el primero domingo sin fútbol del Mundial. El siguiente será el último. Más que hacer un balance de lo que fue o será Sudáfrica 2010, me encanta como la fiesta mayor del fútbol nos hace olvidar prácticamente de (casi) todo.
2. A saber: ¿cuándo fue la última vez que usted se angustió con los titulares de los informativos televisivos o de los periódicos? ¿Cuándo se enfrascó en una discusión de horas con su pareja por alguna cosilla sin importancia –ojo: las peleas surgidas por temas futboleros a la larga son también baladíes– por última vez? ¿En qué momento se dio cuenta (si lo hizo, claro) que los precios en el mercado habían variado? Y es que la atención que concentra el mundial es tan alta que ninguna competencia deportiva se le acerca ni por si acaso.
3. Por contrapartida a los ejemplos del párrafo anterior, estoy casi seguro que sí le afecta y le afectaron los malos resultados de los equipos sudamericanos; las tentaculares tentaciones del pulpo Paul –es, lejos, una de las celebridades de Sudáfrica 2010, aunque físicamente esté en un acuario alemán–; las posiciones antagónicas con sus compañeras/os de oficina (ni qué decir con la pareja o los demás miembros del clan familiar); las compras a la carrera porque ya faltaba poco para el inicio del partido (tuve que comer dos veces mi almuerzo como si hubiera estado tratando de batir algún récord temporal, y eso que suelo comer bastante rápido), y las fotos e imágenes de la bella modelo paraguaya Larissa Riquelme –otra celebridad gracias a la Jabulani.
4. Mi amigo Martín Díaz Meave puso en la madrugada del anterior lunes en sus notas de FB una que se titula “Mientras no estabas viendo”. En ella, entre otras cosas, pone: “¡Qué lindo el Mundial! Sí, la fiesta que esperamos cada cuatro años los fanáticos del bello deporte. La pasión, la emoción, todo se combina en un compacto de 30 días que nos hacen entender que su singularidad se debe justamente a esos plazos, que respetamos porque sabemos que lo bello del fútbol en la vida, sólo podemos apreciarlo al conocer la vida sin fútbol. […] En fin, regocíjate. Por lo menos no fuiste el único: desde el inicio del Mundial, el número de eventos violentos en la Franja de Gaza se redujo en 50%, el mayor porcentaje de reducción en 10 años. Ver el fútbol no es tan malo, después de todo”.
5. En los comentarios, una de sus amigas comparaba el mundial con la época navideña. Sí, esos días en que nuestras únicas inquietudes son estar con la familia, la cena de la Nochebuena, y quizás (según el espíritu de cada quien) los regalos. Son jornadas en las que el mundo pareciera hacerle caso al cántico de la noche pacífica y amorosa y se llama a una tregua sin que nadie se lo pida –son asimismo deprimentes y estresantes, nadie va a descubrirlo ni negarlo, pero eso es lo de menos llegado el momento. Otra lo equiparaba a un cometa, que pasa cada olimpiada y nos encandila con todo su esplendor.
6. Símil del Halley, parangón del cumpleaños de Jesús ó simplemente evasor y manipulador mental masivo, lo que sea. El hecho concreto es que nos rendimos a él sus acólitos, se incrementan las greyes leales y aun los incrédulos emiten opiniones. ¿Qué nos pasará el domingo circa de las 17:30, cuando todo haya acabado y debamos iniciar una nueva gestación tetraanual? Seguro más de una/o (como el suscrito) caerá en una depresión más o menos profunda, y tendremos que ir buscando refugios/placebos en cualesquier cosa: el trabajo, algún juego, quizás la bebida –en Holanda y España séllenlo–, la pareja, la familia, unos DVDs, el cine, las pelis por la tele… Y luego, claro, los pírricos campeonatos de fútbol locales –el boliviano es patético, por decir lo menos–, los internacionales, la Sudamericana, la próxima Libertadores, la siguiente Liga de Campeones europea, la Copa América 2011, la Eurocopa 2012, y así hasta Brasil 2014.
7. Pero prefiero no angustiarme con el poscoito por ahora. Ya veré la manera de levantar mis endorfinas el domingo. En este momento es mejor volver a parafrasear a la Susanita de Mafalda: "Por suerte, CON EL MUNDIAL, el mundo queda tan, tan lejos".

FOTO: FABIAN BIMMER AFP PHOTO/FLICKR.COM.

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